Las grasas son esenciales para el funcionamiento del cuerpo. No solo proporcionan energía, sino que también ayudan en la absorción de vitaminas liposolubles como la A, D, E y K, la producción de hormonas y la protección de los órganos. Sin embargo, no todas las grasas son iguales. La calidad y el origen de las grasas que consumes pueden marcar una gran diferencia en tu salud.
Grasas saludables vs. grasas dañinas
Para obtener beneficios óptimos, es fundamental priorizar las grasas naturales y evitar las altamente procesadas.
Grasas saludables: Incluyen las monoinsaturadas (aguacate, aceite de oliva, almendras) y las poliinsaturadas(nueces, semillas, pescado graso). También los ácidos grasos esenciales como el omega-3 y omega-6 en equilibrio son fundamentales para la salud celular.
Grasas dañinas: Deben evitarse las grasas trans, presentes en productos ultraprocesados, margarinas y comida rápida, así como los aceites vegetales refinados como los de soja, canola y girasol industrial, que pueden generar inflamación y estrés oxidativo en el cuerpo.
Aceites y grasas vegetales
Los aceites vegetales pueden ser una excelente fuente de grasas saludables, pero su calidad varía dependiendo del tipo de extracción y procesamiento. También es importante conocer su punto de humeo, es decir, la temperatura a la que empiezan a descomponerse y a liberar compuestos nocivos.
Aceite de oliva extra virgen: Es una de las mejores opciones debido a su alto contenido en antioxidantes y grasas monoinsaturadas. Sin embargo, tiene un punto de humeo relativamente bajo (160-190°C), por lo que es ideal para aderezos, marinados y cocciones a baja temperatura como salteados ligeros. Para frituras a temperaturas más altas, es mejor optar por aceites más estables.
¿Cómo elegirlo en el mercado?
- Asegúrate de que sea extra virgen y prensado en frío para conservar sus propiedades.
- Prefiere envases oscuros, ya que la luz y el calor pueden deteriorarlo.
- Busca certificaciones de calidad y origen, como la denominación de origen protegida (DOP).
Aceite de aguacate: Es una de las mejores opciones para cocinar, ya que tiene un alto punto de humeo (250°C), lo que lo hace ideal para salteados, asados y frituras sin que se degrade ni genere compuestos dañinos. Su perfil graso es similar al del aceite de oliva, rico en ácido oleico y antioxidantes.
¿Cómo elegirlo en el mercado?
- Busca aceites de prensado en frío sin mezclas con otros aceites.
- Elige productos 100% puros y sin refinar.
Aceite de coco: Contiene triglicéridos de cadena media (MCT), lo que facilita su metabolización como fuente de energía. Su punto de humeo es de aproximadamente 177°C, lo que lo hace adecuado para hornear, saltear y cocinar a fuego medio. Sin embargo, su sabor característico puede no ser adecuado para todas las preparaciones.
¿Cómo elegirlo en el mercado?
- Prefiere la versión extra virgen y sin refinados.
- Evita aceites de coco hidrogenados o con aditivos.
Ghee (mantequilla clarificada): Tiene un punto de humeo alto (250°C), lo que lo hace una excelente opción para freír, saltear y cocinar a altas temperaturas. Además, al haber sido clarificado, no contiene lactosa ni caseína, por lo que es una alternativa apta para personas sensibles a los lácteos.
¿Cómo elegirlo en el mercado?
- Opta por ghee proveniente de vacas alimentadas con pasto.
- Busca versiones sin aditivos ni conservantes.
Aceites vegetales refinados (soja, maíz, canola, girasol): Aunque son ampliamente utilizados en la industria alimentaria, estos aceites son altamente procesados y tienen un perfil inflamatorio debido a su alto contenido de omega-6. Además, su estructura química es inestable y puede descomponerse a altas temperaturas, liberando radicales libres. Es recomendable evitarlos o reducir su consumo.
Omega-3 y Omega-6: Equilibrio clave para la salud
El equilibrio entre omega-3 y omega-6 es crucial para reducir la inflamación y mantener un sistema cardiovascular saludable.
Fuentes ricas en omega-3: Pescados grasos como el salmón, sardinas, caballa y anchoas, así como semillas de chía y lino.
Fuentes de omega-6: Aceites vegetales como girasol, maíz y soja, que en exceso pueden generar inflamación.
¿Cómo asegurarte de un buen balance?
- Reduce el consumo de aceites vegetales refinados.
- Aumenta la ingesta de fuentes naturales de omega-3.
- Elige pescados salvajes sobre los de criadero, ya que estos últimos pueden estar expuestos a antibióticos y alimentos procesados.
Grasas animales: ¿Cuáles son las mejores opciones?
No todas las grasas animales son perjudiciales como algunos promueven. Su calidad depende del origen del animal y su alimentación.
Mantequilla de calidad: La mantequilla proveniente de vacas alimentadas con pasto es rica en vitaminas liposolubles como la A, D, E y K2, además de contener ácidos grasos beneficiosos como el CLA (ácido linoleico conjugado).
¿Cómo elegirla en el mercado?
- Elige versiones orgánicas y de vacas de pastoreo.
- Evita margarinas y productos con aceites hidrogenados.
Grasas de animales de pastoreo: La grasa de res alimentada con pasto, el sebo, la manteca de cerdo y el ghee pueden ser opciones ricas en nutrientes cuando provienen de animales criados en pastizales. Estas grasas ofrecen un mejor perfil de ácidos grasos con mayores niveles de omega-3 y antioxidantes.
¿Cómo elegirlas en el mercado?
- Busca productos con etiquetas que indiquen grass-fed (alimentado con pasto).
- Evita opciones ultraprocesadas con aditivos innecesarios.
Frutos secos y semillas: Pequeñas fuentes de grandes beneficios
Los frutos secos y semillas son una fuente concentrada de grasas saludables, proteínas, fibra y micronutrientes esenciales. Aportan saciedad y contribuyen a la salud cardiovascular y cerebral gracias a su contenido de ácidos grasos esenciales y antioxidantes.
Entre los frutos secos más recomendados están las nueces, almendras, avellanas, pistachos y anacardos, mientras que en el grupo de las semillas destacan la chía, lino, sésamo y girasol.
Las nueces son una de las mejores fuentes vegetales de omega-3, lo que las convierte en una excelente opción para mejorar el perfil lipídico y reducir la inflamación. Las almendras, ricas en vitamina E, contribuyen a la salud de la piel y el sistema inmune, mientras que los pistachos aportan antioxidantes y favorecen la circulación sanguínea.
Las semillas también son un gran complemento nutricional. La chía y el lino, por su alto contenido en omega-3 y fibra soluble, son ideales para mejorar la digestión y controlar el colesterol. El sésamo aporta calcio y fitoesteroles, y las semillas de girasol son ricas en vitamina E y magnesio.
¿Cómo elegir frutos secos y semillas en el mercado?
- Opta por versiones naturales y sin sal añadida.
- Evita aquellos con aceites vegetales refinados, azúcar añadida o conservantes.
- En el caso de las semillas, prefiere las que han sido molidas en frío (como la linaza) para mejorar su absorción.
Para conservar su frescura y evitar la rancidez, es recomendable almacenar los frutos secos y semillas en un lugar fresco y seco, preferiblemente en envases herméticos o en el refrigerador.
Conclusión: La clave está en la calidad y el equilibrio
Para una alimentación saludable, es importante seleccionar fuentes de grasa de calidad y mantener un balance adecuado entre los diferentes tipos de ácidos grasos. Priorizar aceites prensados en frío como el de oliva extra virgen y aguacate, consumir frutos secos y semillas sin procesar, y elegir pescado graso como fuente de omega-3 son estrategias clave para mejorar la salud. También es recomendable incluir grasas animales de calidad como mantequilla y ghee, y reducir el consumo de aceites vegetales refinados y productos ultraprocesados.
Además, al momento de cocinar, es importante elegir el aceite adecuado según la temperatura a la que se va a exponer. Para freír y cocinar a altas temperaturas, el aceite de aguacate y el ghee son las mejores opciones. Para salteados ligeros y cocciones a fuego medio, el aceite de oliva extra virgen y el aceite de coco funcionan bien. Siguiendo estas pautas, las grasas pueden convertirse en una fuente de energía y salud en lugar de un factor de riesgo para enfermedades.